Optimismo y diálogo serio con la ciencia, necesarios para combatir cambio climático

 

  • A 32 años del Protocolo de Montreal, el problema de la disminución de la capa de ozono de la atmósfera ha sido prácticamente resuelto

  • El diálogo con la ciencia es fundamental para el ejercicio de gobierno, al igual que en la toma de decisiones en lo colectivo e individual

 

ZONA VERDE / Radio Centro 1030  / Columna de Francisco Calderón Córdova / Grupo Radio centro /  9 de noviembre de 2019.

 

Frecuentemente, me encuentro con personas que son presa de un enorme pesimismo al ver los eventos climáticos tan severos que está causando ya el calentamiento global y, sobre todo, percibo desesperanza de frente a los pronósticos sobre los escenarios francamente dantescos de lo que nos espera aún realizando los esfuerzos recomendados por los Acuerdos de París para la lucha en contra del cambio climático. Pensar que nuestros problemas no tienen remedio nos lleva, casi de manera automática, a permanecer pasivos en la inacción; pero ahí es cuando debemos voltear a ver los ejemplos exitosos que han sido el resultado del diálogo basado en las evidencias de la ciencia y de la concertación política donde el interés superior es el de la colectividad en su conjunto. 

Cuando alguien me dice que ya no tiene caso realizar acciones individuales para combatir al cambio climático (como reducir el uso del automóvil, optar por energía más limpia o ser más racional con el manejo de nuestros desechos), me gusta hablarles de un reto ambiental formidable que la humanidad enfrentó hace ya 32 años y que hoy está resuelto casi en un cien por ciento: la destrucción de la capa de ozono del planeta. 

Gracias al trabajo de un grupo de científicos -encabezado por el mexicano Mario Molina-, fue posible determinar que, efectivamente, las actividades humanas estaban afectando a la capa de ozono que se encuentra entre los 15 y 30 kilómetros de altura de nuestra atmósfera (en la estratósfera), lo que destruía al escudo natural que protege a la vida en el planeta evitando el ingreso de los rayos ultravioleta dañinos (UV-B y UV-C), dejando entrar solamente a los menos peligrosos (los UV-A). 

 

 

En 1987, se informó al mundo que la producción y uso de sustancias conocidas como CFC´s (CloroFluoroCarbonos) eran la causa directa de la disminución de la capa de ozono, por lo que 22 países decidieron firmar -el 16 de septiembre de ese año- el Protocolo de Montreal, en el que acordaron la suspensión total de la producción y utilización de estas sustancias; poco tiempo después, 190 naciones del mundo se adhirieron a este histórico Protocolo. Los CFC´s estaban en la industria, en el comercio y en los hogares de prácticamente todo el mundo, en los sistemas de refrigeración, aires acondicionados, disolventes, extinguidores y otros productos de uso cotidiano.

Erradicarles entonces parecía un reto titánico y, para muchos, difícilmente realizable; pero hoy, a 32 años de distancia, el ritmo de recuperación de la capa de ozono ha sido sorprendente y este problema que amenazaba a la salud y a la vida misma en el planeta está prácticamente resuelto. Durante los primeros 20 años de funcionamiento del Protocolo de Montreal -es decir, entre 1990 y 2010-, se evitó que más de 135 mil millones de toneladas de emisiones equivalentes a dióxido de carbono llegaran a la atmósfera. Los beneficios son numerosos: se estima que, para el 2030, cada año podrán prevenirse hasta dos millones de casos de cáncer de piel en todo el mundo; en lo económico, se podrán evitar daños a la agricultura, a la pesca y a otros recursos naturales, beneficios que ascenderán a los 2 mil 200 millones de dólares.

De acuerdo con estimaciones del doctor Mario Molina, el problema de la disminución de la capa de ozono del planeta quedará resuelto definitivamente en una o, cuando mucho, dos décadas.  

 

 

Así que, cuando hablamos de un problema tan serio como el calentamiento global o el cambio climático, debemos sentir optimismo al saber que hoy reconocemos cuáles son sus principales causas y que está en nuestras manos poderlas controlar; sin embargo, debemos entender que es necesario que todos, sociedad y gobierno, asumamos el compromiso que a cada uno de nosotros corresponde para -como ha sucedido con el Protocolo de Montreal y la protección de la capa de ozono-, en un futuro podamos ver resultados halagüeños.

Nuevamente lo reiteramos: la ciencia debe ser la mejor aliada de las decisiones que tomemos en lo individual, en nuestras comunidades y, sobre todo, en las acciones de gobierno que a todos afectan.

 


Diversidad Ambiental ©, es una publicación virtual de Paco Calderón