Actividad
turística debe fortalecer a todas las regiones y comunidades
del país
* Semarnat otorga más de 600 autorizaciones a prestadores de
servicios para el avistamiento de ballenas este año;
PROFEPA
implementa Operativo de Vigilancia para la Protección de
Cetáceos
*
Con
la asesoría y el impulso de la organización civil Natura
Mexicana, ejidatarios de la selva chiapaneca desarrollan
actividades ecoturísticas
Por Antena Radio /
Edición vespertina / Sección Medio Ambiente, ¿Qué puedo
hacer yo?, Francisco Calderón Córdova / IMER Horizonte
107.9 FM y 1220 AM / Ciudad de México /
23 de diciembre de 2013.
Esta
semana comenzaron las vacaciones de fin de año para
alrededor de 40 millones de estudiantes de todos los niveles
educativos, y lo mismo sucede para millones de trabajadores
tanto del sector público como del privado en todo el país.
Como es habitual, una enorme proporción de éstos,
convertidos en vacacionistas, viajarán a los distintos
destinos turísticos nacionales para despedir el año y
recibir el 2014.
También como es usual, lugares como Acapulco, Mazatlán,
Puerto Vallarta, Cancún, Veracruz y otros destinos de playa,
serán los más socorridos por el viajero nacional en esta
temporada. Además de una importante derrama económica en
estos polos turísticos, en este espacio hemos analizado ya
los distintos impactos ambientales derivados de los flujos y
la actividad turística.
Hoy quisiera hablar de algunas de las ofertas que ofrece el
llamado “eco-turismo” en México, actividad que además de
fortalecer a los prestadores de servicios de algunas
comunidades locales, contribuye a la formación de una
cultura de la conservación y del aprovechamiento sustentable
de las riquezas naturales del país. Quizás el ejemplo más
conocido de este tipo de “turismo ecológico”, es el que
sucede en las costas de los estados de Baja California y
Baja California Sur durante la temporada invernal. Me
refiero concretamente al avistamiento de la ballena gris y
de la ballena jorobada, que desde el mes de diciembre y
hasta mayo habitan en los mares mexicanos para aparearse y
dar a luz a sus ballenatos.
Año con año ha venido aumentando el interés de los viajeros
nacionales e internacionales en la observación de este
maravilloso fenómeno, lo que también ha reportado beneficios
tangibles para las comunidades locales de poblaciones como
Guerrero Negro, Mulegé, Bahía de Magdalena y otras más.

Tan sólo en la península de Baja California, la Secretaría
del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) ha
otorgado para este año un total de 441 permisos a igual
número de prestadores de servicios, para realizar el
avistamiento de la ballena gris; y, para la región
continental, 203 permisos más para empresas de comunidades
nayaritas, sinaloenses y jaliscienses.
A lo largo de la temporada, la Procuraduría Federal de
Protección al Ambiente (Profepa) mantendrá un operativo de
vigilancia para la protección de cetáceos, mediante la cual
se supervisará el cumplimiento por parte de los prestadores
de servicios turísticos de las normas oficiales mexicanas
relativas a la protección y conservación del hábitat de las
ballenas (NOM-131-SEMARNAT-2010
y NOM-059).
Otro ejemplo de turismo ecológico que me parece destacable
–no sólo por la belleza de los sitios que involucra, sino
por los enormes beneficios que está reportando a las
comunidades y a la recuperación de la naturaleza- es el que
podemos encontrar en la región de Montes Azules y de la
Selva Lacandona, en el estado de Chiapas. Con la asesoría y
el impulso de la organización civil Natura Mexicana,
ejidatarios de la selva chiapaneca cuentan hoy con distintos
sitios y actividades turísticas en verdad fascinantes que,
sin lugar a dudas, resultan muy atractivas para quienes
amamos a la naturaleza, que gustamos de la fotografía y de
tener un acercamiento con el México profundo.
Éste es el caso de “Canto de la Selva” (www.cantodelaselva.com);
se trata de un concepto desarrollado por ejidatarios
chiapanecos que trabajan por la conservación de la selva
alta perennifolia y, desde luego, por mostrar al mundo la
belleza de sus tierras. En recorridos guiados por sus
senderos, es posible observar la diversidad de la flora y de
la fauna de la selva (donde hay tapires, jaguar, puma,
venado, reptiles y aves). Recorrer en kayak o navegar el Río
Lacantún es también una experiencia muy enriquecedora, pues
además de observar aves acuáticas, cocodrilos y la imponente
vegetación de la selva, el viajero conoce también los
proyectos productivos que están realizando las comunidades
de otros ejidos.
Es importante que los mexicanos diversifiquemos nuestra
cultura turística y, con ello, extendamos los beneficios
económicos y sociales que implica esta actividad. Recodemos
que en la medida en la que fortalezcamos a todas y cada una
de las regiones y comunidades del país, será como podremos
alcanzar un desarrollo equitativo y a la vez sustentable.
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