Urgen
inversiones para hacer al Metro un transporte verdaderamente
sustentable
*
En el STC Metro se
han venido acumulando rezagos, inoperancias y una serie de
problemas de orden básicamente financiero
*
Han
sido contempladas medidas para mejorar el servicio desde
hace algún tiempo; éstas incluso quedaron plasmadas en el
Plan Verde
Por Antena Radio /
Edición vespertina / Sección Medio Ambiente, ¿Qué puedo
hacer yo?, Francisco Calderón Córdova / IMER Horizonte
107.9 FM y 1220 AM / Ciudad de México /
9 de diciembre de 2013.

Creo que nadie pone en duda los enormes beneficios que, en
materia ambiental y en otros ámbitos de nuestra vida
cotidiana, nos aporta a los capitalinos la existencia y el
funcionamiento del Sistema de Transporte Colectivo Metro.
Durante más de cuatro décadas, el metro representó un
elemento de nuestra ciudad del que –por qué no decirlo- los
capitalinos nos sentíamos muy orgullosos.
El de la Ciudad de México es el sistema de Metro más grande
de toda América Latina. Desde el inicio de su operación, en
el año de 1969, y hasta el día de hoy, suma ya un total de
225 kilómetros de líneas, transportando diariamente a más de
4 millones y medio de personas. A nivel mundial, el Metro de
nuestra ciudad solamente es superado por el de Moscú, donde
diariamente son transportadas 7 y medio millones de
personas; por el de Tokio, con 5.9 millones de pasajeros; y
el de Nueva York, con 5.1 millones de usuarios diarios.
Desafortunadamente, con el tiempo se han venido acumulando
rezagos, inoperancias y una serie de problemas de orden
básicamente financiero que han rezagado a este sistema de
transporte colectivo de su tradicional posición de la que
todos nos sentíamos orgullosos. No solamente su apariencia
se ha transformado, con estaciones deterioradas, espacios
insuficientes, ambulantaje y criminalidad en permanente
aumento; también, la contribución del Metro de la Ciudad de
México a la reducción de emisiones de gases de efecto
invernadero, se ha estancado y hasta reducido sensiblemente.
Como sabemos, el principal emisor de gases de efecto
invernadero en nuestra ciudad es el transporte (con hasta el
43% del total de emisiones). De los alrededor de 13 millones
de viajes que diariamente se efectúan en la ciudad, el 55
por ciento se realiza en microbuses; el 17 por ciento en
automóviles; y el 14 por ciento en el metro.Si bien el Metro
no utiliza directamente combustibles fósiles y, por lo
mismo, es un transporte con un buen desempeño ambiental, por
otra parte, sí es un gran consumidor de energía eléctrica
(alrededor de 936 giga Watts / hora al año) y por ello
contribuye a las emisiones de CO2.
Este alto consumo energético puede ser reducido de manera
importante mediante la implementación de diversas medidas
que, hay que decirlo, ya han sido contempladas desde hace
algún tiempo y que incluso quedaron plasmadas en el Plan
Verde que elaboró durante la administración pasada el
Gobierno del Distrito Federal. Básicamente, se contempla un
ahorro del 11 por ciento en el consumo anual de energía
eléctrica en el Metro a través de acciones como: 1.- la
instalación de sistemas de iluminación LED, alimentados por
celdas solares, en talleres de mantenimiento y señalizadores
ubicados afuera de las estaciones; 2.- la instalación de
iluminación eficiente al interior de las estaciones; y, 3.-
la mejora de operaciones en los trenes y modernización del
sistema de operación.
En su conjunto, se estima un ahorro anual del orden de los
101,000 MW/hora.
Para que esto suceda, todos sabemos que es necesario
invertir recursos financieros, tecnológicos, materiales y
humanos en el metro, lo que implica dinero, mucho dinero.
Independientemente del origen de estos recursos, es evidente
que el Sistema de Transporte Colectivo Metro requiere una
cirugía mayor para, así, abatir la obsolescencia en la que
ha entrado desde ya hace varios años.
En las encuestas realizadas en diciembre del año 2009 y en
las recientemente publicadas por el gobierno capitalino,
aparentemente existe la aprobación por parte de la mayoría
de los usuarios de que estos recursos se obtengan a través
del aumento del boleto. Otros piensan que suprimiendo otro
tipo de gastos gubernamentales es posible mantener el
subsidio al Metro y, de esta manera, realizar las
inversiones que están urgiendo.
Sea cual sea la decisión que se tome, lo que será
verdaderamente importante en su momento es que la población
capitalina –y los mexicanos todos- tengamos acceso a la
información sobre los costos y los beneficios ambientales,
económicos y sociales que implique la ruta elegida y el
monto de los dineros públicos invertidos. Ojalá que el Metro
de la Ciudad de México retome la vía de ser un transporte
sustentable y del que todos los capitalinos volvamos a
sentirnos muy orgullosos.
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