La COP 19 con
pobres resultados; pospone acuerdos vinculantes hasta el año
2015
*
Expertos
determinan que, de seguir la tendencia actual en la
generación de gases de efecto invernadero, la temperatura
del planeta subiría 4°C
*
México cuenta con instrumentos de política
pública positivos para enfrentar al cambio climático; sólo
dependemos de su plena aplicación
Por Antena Radio /
Edición vespertina / Sección Medio Ambiente, ¿Qué puedo
hacer yo?, Francisco Calderón Córdova / IMER Horizonte
107.9 FM y 1220 AM / Ciudad de México /
25 de noviembre de 2013.

Teniendo
como sede la ciudad polaca de Varsovia, ayer domingo -48
horas después de lo que estaba previsto-, concluyó la
decimonovena Conferencia de las Partes (COP 19), de la
Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio
Climático.
Como ya es costumbre en estas reuniones en las que se
discute el futuro del planeta por la emisión de gases de
efecto invernadero y la elevación de la temperatura global,
nuevamente el músculo de los grandes intereses industriales
y comerciales logró abatir los esfuerzos de las
organizaciones de la sociedad civil ocupadas en la
protección del medio ambiente.
Como ha venido sucediendo prácticamente durante toda una
década, la COP 19 ha puesto sus esperanzas de alcanzar un
acuerdo vinculante (es decir, que sea obligatorio para los
gobiernos nacionales que forman parte de la Convención
Marco) en la reunión que habrá de realizarse en una fecha
futura. En esta ocasión, la COP 20, en la ciudad de París,
en el año 2015.
En lugar del esperado acuerdo mundial para lograr revertir,
de una vez y por todas, el fenómeno del calentamiento global
–que, hay que decirlo, afecta particularmente a países como
México, altamente vulnerable a los cambios climáticos-, las
negociaciones de la COP 19 sólo logaron llegar a un débil
consenso de principios que serán retomados en París, en el
2015, y a un nombrado “Mecanismo Internacional de Varsovia”
(que es un conjunto de apoyos financieros para que los
países pobres puedan lidiar con los impactos climáticos).
De acuerdo con las notas periodísticas publicadas en estos
días, para las pocas organizaciones ambientalistas que
acudieron a la COP 19 resultó una afrenta y mala señal el
hecho de que, de manera simultánea, se realizara en Varsovia
la “Cumbre del Carbón y el Clima”, donde se dieron
cita los empresarios más importantes de la industria
carbonífera, por cierto, una de las principales generadoras
de gases de efecto invernadero.
De por sí, para organizaciones como el Fondo Mundial para la
Naturaleza (WWF), Greenpeace o Amigos de la Tierra, el hecho
de realizar la COP 19 en Varsovia –ciudad que produce el 90%
de su electricidad quemando carbón- significó una mala señal
de inicio. Todas estas organizaciones ciudadanas se
retiraron de Varsovia antes de la conclusión de la
Conferencia de la ONU, en protesta por el poco ímpetu de las
negociaciones.
Preocupa la radicalización de las posiciones y el
relajamiento de los objetivos en cuanto al combate al cambio
climático. Por una parte, el acuerdo al que se intentará
llegar para el 2015, en París, y que entraría en vigor hasta
el año 2020, sólo busca limitar el calentamiento del planeta
a 2°C respecto a la era preindustrial; sin embargo, los
expertos han determinado que de seguir la tendencia actual
la temperatura subirá casi 4°C.
Pero, por otro lado, hay quienes –a pesar de la evidencia
científica- vuelven a cuestionar y a negar la existencia del
calentamiento global como una causa directa de las
actividades del ser humano.
Frente a este incierto panorama mundial respecto a la lucha
en contra del calentamiento global y de la armonización de
acciones para la adaptación y la mitigación del cambio
climático, es muy positivo que el gobierno mexicano haya
definido una estrategia que, de instrumentarla y cumplirla a
cabalidad, pudiera reducir notablemente nuestra
vulnerabilidad ante un fenómeno cuyos impactos estamos
experimentando año con año en mayor intensidad.
Creo firmemente que los desacuerdos que en el contexto
nacional existen para armonizar acciones de combate a la
emisión de gases de efecto invernadero, a la pérdida de la
biodiversidad y de nuestra riqueza natural, pueden ser
superados a través del diálogo informado, de la educación,
de la observancia estricta de la ley y del aprovechamiento
inteligente de las herramientas de política ambiental de las
que disponemos para el cuidado de nuestro territorio.
Ojalá que los mexicanos tengamos la inteligencia para
conciliar nuestras necesidades económicas y sociales, con la
urgencia de conservar nuestro capital natural.▄
