Nuevos titulares
del INE y PAOT, prometen impulso a temas ambientales en la
agenda gubernamental
Francisco Barnés
de Castro y Miguel Ángel Cancino Aguilar, recién nombrados
titulares del Instituto Nacional de Ecología y de la
Procuraduría Ambiental y del Ordenamiento Territorial del
DF, respectivamente
Durante la gestión de Diana Ponce en la PAOT, la institución
perdió credibilidad y hubo dispendio en el uso de los
recursos
Antena Radio / Edición
vespertina / Sección Medio Ambiente, ¿Qué puedo hacer yo?,
con el Lic. Francisco Calderón Córdova / 107.9
de FM y 1220 de AM,
28 de febrero de 2011.
Durante
la semana pasada se dieron cambios muy significativos en la
titularidad de dos organismos públicos que, indudablemente,
tienen un gran peso e influencia en el diseño de políticas
ambientales y en la toma de decisiones gubernamentales. Me
refiero al nombramiento del doctor Francisco Barnés de
Castro, al frente del Instituto Nacional de Ecología; y al
doctor Miguel Ángel Cancino Aguilar, electo por los
legisladores capitalinos como nuevo procurador ambiental y
territorial de la capital.
Creo que no es necesario abundar en las reconocidas
credenciales del doctor Barnés de Castro, ingeniero químico
especializado en energía y ex-rector de la máxima casa de
estudios del país. Más bien, lo importante es que, con su
nombramiento, el gobierno federal da una señal de seriedad y
compromiso con el trabajo para la conservación de nuestros
recursos naturales y el desarrollo sustentable. El Instituto
Nacional de Ecología es y ha sido el responsable de impulsar
la investigación científica, de formar especialistas y de
dar a conocer la situación real de los recursos naturales y
de los de ecosistemas del país mediante un trabajo serio de
divulgación.
El INE ha conformado un extenso acervo de conocimiento sobre
los ecosistemas del país, de su biodiversidad marina y
terrestre, y hoy cuenta con información detallada sobre los
impactos ambientales que está causando en el territorio
nacional –por ejemplo- la contaminación del aire, la mala
disposición de los residuos peligrosos o el deterioro de los
bosques y selvas. En mi opinión, el INE, hoy bajo la batuta
del doctor Barnés de Castro, tiene la garantía de que
continuará siendo un organismo público comprometido con la
investigación científica y el cuidado del medio ambiente;
pero, sobre todo, y como lo ha sido prácticamente desde su
creación, una institución reconocida por todos como una guía
imprescindible para la toma de decisiones en materia de
sustentabilidad del desarrollo nacional.

El caso de la Procuraduría Ambiental y del Ordenamiento
Territorial del Distrito Federal (la PAOT), desde el jueves
pasado bajo el mando del doctor Miguel Ángel Cancino, en lo
personal me ha parecido un cambio muy positivo. A pesar de
que en un inicio hubo oposición y hasta rechazo por parte de
algunos diputados locales para aceptar su postulación,
Cancino Aguilar diluyó las dudas entre los legisladores
locales por el amplio conocimiento que, no sólo en lo
teórico sino en la gestión práctica, tiene de la PAOT. Sobre
todo, me parece que en su comparecencia ante los
legisladores locales Cancino logró transmitirles una visión
de la institución con la que no contaban; mostró una
claridad de miras que, su anterior titular, Diana Ponce, no
tuvo ni pudo definir a lo largo de cuatro años de –en mi
opinión- una muy deficiente y dispendiosa gestión.
Cuando fue creada, en abril del 2001, la Procuraduría
Ambiental y del Ordenamiento Territorial del Distrito
Federal se perfiló como una institución que –haciendo uso de
sus facultades jurídicas- defendería el derecho de la
población de la capital a gozar de un medio ambiente y un
desarrollo urbano adecuados para su salud y bienestar. En
sus inicios, recurrentemente se calificó a la PAOT como el
ombudsman ambiental y sus recomendaciones a las
autoridades del Distrito Federal gozaron de credibilidad por
estar sustentadas en el profesionalismo y prestigio de su
personal. En sus primeros seis años de existencia, y con más
de 40 recomendaciones públicas dirigidas a las autoridades
del Distrito Federal, la PAOT se ganó la confianza de
amplios sectores de la población; no sólo por su respuesta a
problemas como la afectación de áreas verdes, la
contaminación ambiental o los cambios ilegales de uso de
suelo –entre muchos otros-, sino también por la apertura que
mostró para trabajar de la mano con organizaciones
ciudadanas, con medios de comunicación y con la población en
general.

Desafortunadamente –y lo digo sustentado en el cercano
conocimiento que tengo de la PAOT-, cuatro años de una
gestión errática (y que produjo menos de la tercera parte de
recomendaciones públicas que su predecesor), resultaron en
un menguado posicionamiento institucional y anularon el
fortalecimiento de una de las autoridades ambientales con
las que cuenta la Ciudad de México.
Por suerte, la semana pasada tomó las riendas de la PAOT un
hombre que fue parte del nacimiento de esta institución y
que, así me consta, conoce bien de la urgencia de hacer que
todos, autoridades y población, ejerzamos plenamente
nuestros derechos y obligaciones ambientales y
territoriales. Mis mejores deseos para esta nueva etapa.
▄