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Contaminación visual causante de accidentes, daños ambientales y pérdida de identidad comunitaria

 

La saturación de la ciudad con publicidad y anuncios comerciales, nos aleja del interés colectivo y nos lleva a privilegiar el interés individual

La ALDF aprobará una Ley de Publicidad Exterior que contempla el delito de "ecocidio", imputable a quienes dañen árboles para liberar la vista de sus anuncios

 

Antena Radio / Edición vespertina / Sección Medio Ambiente, ¿Qué puedo hacer yo?, con el Lic. Francisco Calderón Córdova / 107.9 de FM y 1220 de AM, 28 de junio de 2010.

 

En estos días, diputados locales y las autoridades capitalinas encargadas de regular y ordenar la colocación de publicidad y de anuncios espectaculares en la vía pública, han anunciado su voluntad de trabajar juntos. La inconformidad ciudadana por el uso inadecuado que dan al espacio público algunos anunciantes de productos y servicios, ha merecido que la Comisión de Desarrollo e Infraestructura Urbana de la Asamblea Legislativa incorpore el tema al orden del día de su ya próximo período extraordinario de sesiones.

Han sido varios los esfuerzos de las autoridades del Distrito Federal para regular la publicidad colocada en calles, plazas y demás sitios públicos; pero tal parece que ha podido más la vehemencia de los publicistas, que lo que han logrado todos los acuerdos firmados o las leyes y reglamentos emitidos para ese fin a lo largo de esta década. En esta ocasión, la intención es que la Asamblea Legislativa apruebe una ley específica de publicidad exterior y que la autoridad cuente con instrumentos jurídicos suficientes para cumplir y hacer cumplir con la ley.

 

 

En el Valle de México, y en muchas áreas urbanas de la república mexicana, la presencia desordenada en el espacio público de publicidad exterior es un severo problema ambiental que afecta no sólo al entorno natural, sino sobre todo a la salud y a la convivencia social. La contaminación visual es responsable de desórdenes y accidentes ocasionados por la presencia de distractores; satura con todo tipo de mensajes el cerebro del receptor y le produce estrés; y, por si fuera poco, modifica el paisaje urbano y diluye la identidad cultural de colonias y barrios de la ciudad.

Importantes avisos que están colocados en vialidades, banquetas y sitios de gran afluencia de personas, y que tienen la finalidad de propiciar una convivencia ordenada entre quienes habitan o transitan por la ciudad, pierden su efectividad a causa de la saturación publicitaria. La atención que todos debiéramos poner sobre un letrero de “ceda el paso al peatón” o de “no invada la rampa” para personas con capacidades diferentes, nos es arrebatada por los atractivísimos diseños, colores y modelos que presenta la publicidad comercial.

Frente a este abigarrado paisaje urbano, no es de extrañar entonces que en ciudades como el Distrito Federal los conductores de automóviles, de transporte colectivo y también muchos peatones, tengamos una pésima educación cuando manejamos o caminamos en calles y avenidas. La saturación de la ciudad con publicidad comercial, nos aleja del interés colectivo y nos lleva a privilegiar el interés individual. A esto hay que agregar el riesgo que, ante fenómenos como los vientos o la lluvia, trae para las personas la proliferación desordenada de estructuras metálicas sobre casas, puentes, bardas, azoteas de edificios y demás espacios de la ciudad.

En zonas urbanas como el Distrito Federal, muchos establecimientos mercantiles podan excesivamente a los árboles de la calle o de plano los derriban (lo que –por cierto- es un delito); esto, con la finalidad de que sus letreros sean perceptibles desde varios puntos de vista o muy notorios para sus potenciales clientes. Además del daño ambiental causado a la ciudad y a sus habitantes por el retiro de masa vegetal, este hecho significa también la pérdida de referentes de identidad para los vecinos de muchas colonias. Cuando edificios o monumentos patrimoniales son obstruidos o tapados con anuncios espectaculares, los valores compartidos se disocian y la calidad de vida de los habitantes de una colonia se deteriora. 

 

 

Es muy positivo que la Asamblea Legislativa y el Gobierno del Distrito Federal trabajen para regular la colocación de anuncios publicitarios en el espacio público. La nueva ley –de ser aprobada- dará la categoría de delito ambiental al derribo de árboles, cuando éste se haga para liberar la vista de anuncios publicitarios.

El éxito de esta ley –y de la recuperación del paisaje urbano- dependerá en mucho de nosotros, los habitantes de esta ciudad. Protejamos a los árboles y las áreas verdes de nuestra calle y de la colonia; evitemos dañarlos y denunciemos ante las autoridades a quienes les afecten. Va de por medio nuestra salud, bienestar y calidad de vida.

Diversidad Ambiental ©, es una publicación virtual de Paco Calderón / Av. Revolución 595, San Pedro de los Pinos, México 03800, DF / (52) 55 98 92 53