Una sola hectárea arbolada es
capaz de producir -al día- 17 mil litros de agua
* Existen
37 áreas naturales protegidas en una superficie de 85, 368
hectáreas, es decir, en el 96% del suelo de conservación del
Distrito Federal, donde los bosques son fundamentales
*
Proliferación de asentamientos irregulares, tiraderos
clandestinos de basura y cascajo, tala indiscriminada de
árboles, reconversión de bosques en campos de cultivo y, en
general, avance de la mancha urbana y cambios de uso del
suelo, las principales causas del deterioro del suelo de
conservación
Ciudad de
México, a 4 de enero de 2007. Texto: Francisco Calderón.
La noche
de este jueves y a través de las frecuencias de la 660 de
AM, Radio Ciudadana, nuevamente fue transmitido el espacio
editorial de la PAOT que el programa
Ollin Caban
viene ofreciendo a la institución. Como ya es costumbre, el
Lic. Francisco Calderón Córdova, vocero de la Procuraduría,
editorializó sobre el tema de esta edición: la importancia
de los bosques en el equilibrio ecológico.
Calderón
Córdova dijo que, como en gran parte de los temas
ambientales, en el caso de los bosques es necesario pensar,
diseñar e instrumentar esfuerzos locales y regionales para
obtener resultados nacionales y globales que reviertan las
ya muy graves tendencias del deterioro ecológico. Los
bosques ubicados en el suelo de conservación proporcionan
importantes beneficios (o servicios ambientales) de los que
depende la vida de quienes habitamos en el Distrito Federal,
pues son verdaderas fábricas de agua y de oxígeno. Su
importancia es fundamental en el ciclo hídrico -comentó el
vocero de la PAOT-, pues una hectárea de árboles puede
llegar a captar en un solo día 17 mil litros de agua, lo que
multiplicado por las más de 85 mil hectáreas de áreas
naturales protegidas que existen en el suelo de conservación
(88, 442 hectáreas en total), nos da una idea de la magnitud
de su importancia.
Por otra
parte, los bosques regulan la temperatura y el clima; forman
hábitats o ecosistemas en los que se desarrollan flora y
fauna de una región determinada;
desvían los vientos; son barreras naturales contra el ruido
porque las ramas finas y las hojas de los árboles absorben
parte de del sonido, mientras que las ramas gruesas lo
rebotan; los bosques también contribuyen a evitar erosión
del suelo y con ello minimizan los riesgos de inundaciones y
de crecidas de las corrientes de agua en las barrancas
durante la época de lluvias.
Francisco
Calderón dijo que se debe tomar en cuenta que un bosque no
sólo se compone de árboles; hay también pasto, hierbas,
arbustos y otros vegetales, además de la fauna silvestre,
cuyas estrechas interrelaciones y ciclos determinan las
características de los ecosistemas. En algunas zonas los
bosques aportan más del cincuenta por ciento de la humedad
que tiene una región. Recordó que la superficie del Distrito
Federal se divide en dos tipos generales de suelos: el suelo
urbano (49% de la superficie total de la entidad) y el suelo
de conservación (51% en las delegaciones de Milpa Alta,
Tláhuac, Xochimilco, Tlalpan, Magdalena Contreras,
Iztapalapa y Cuajimalpa); además de pequeñas áreas en el
norte (delegación Gustavo A. Madero). Dijo que el equilibrio
del medio ambiente en la Ciudad de México depende estrecha y
decisivamente de su suelo de conservación, en donde la ley
sólo permite la realización de algunas actividades
compatibles con la vocación de ese territorio. En este
sentido, en el suelo de conservación se desarrollan
actividades de tipo forestal, ecoturísticas y recreativas, y
-desde luego- las actividades agrícolas que ocupan un 20%
del territorio de conservación y en las que se cultivan
productos como la avena forrajera, maíz de grano, elote,
espinaca, papa, fríjol, romerito, haba verde, brócoli,
nopal, ciruela, pera, higo, durazno y alfalfa, entre otros
que consumimos de manera cotidiana.
Desafortunadamente, concluyó Francisco Calderón, existen
fuertes procesos de deterioro del suelo de conservación,
entre los que se pueden señalar: la proliferación de
asentamientos irregulares, los tiraderos clandestinos de
basura y cascajo, la tala indiscriminada de árboles, la
reconversión de bosques en campos de cultivo y, en general,
el avance de la mancha urbana favorecido por los cambios de
uso del suelo. Definitivamente -subrayó el vocero de la PAOT-
hace falta el diseño y el fortalecimiento de un sistema de
información integral de los recursos naturales de la cuenca
(como ya lo está haciendo el Gobierno del Distrito Federal
en el caso de las barrancas), a fin de contar con
indicadores objetivos que nos permitan determinar cuál es la
situación actual de nuestros bosques y del suelo de
conservación en general.
Ello, dijo, permitirá incluso una actuación más contundente
por parte de instituciones como la PAOT. Con ello, finalizó,
se podrán tomar mejores decisiones para instrumentar
acciones realmente efectivas, coordinadas entre las
autoridades de los diferentes órdenes de gobierno, las
organizaciones de la sociedad civil, empresarios y la
sociedad en general, para proteger y preservar el medio
ambiente del Distrito Federal.
Al
concluir el espacio editorial, se transmitió una cápsula
informativa sobre los servicios, ubicación, teléfonos,
dirección electrónica y horarios de atención de la
Procuraduría.