Basura electoral, los residuos del ejercicio democrático

Por Francisco Calderón / Revista 365 días para vivir con salud
Ciudad de México
Viernes 10 Noviembre, 2006

Finalmente, concluyó la contienda electoral en México y en pocas semanas, el nuevo gobierno entrará en funciones. Pero, ¿conoces consecuencias que tienen las campañas políticas en el medio ambiente de tu ciudad?

Son muchos los efectos nocivos que este ejercicio democrático de colocar propaganda electoral en las calles o en los espacios públicos de la ciudad tiene sobre nuestro entorno, en los recursos naturales y en la convivencia comunitaria. Uno de los más evidentes y que en muchas ciudades y localidades del país vimos durante la pasada campaña electoral, es la contaminación visual por la colocación de pendones, mantas y carteles sobre el mobiliario urbano, como postes de luz, puentes, andadores, semáforos, vialidades y banquetas.

En muchas ocasiones encontramos colocada propaganda electoral tapando -de plano- los señalamientos viales o peatonales, distrayendo nuestra atención de muchos avisos que son esenciales para el uso del espacio público, así como para el correcto funcionamiento de la ciudad y de gran parte de nuestras actividades cotidianas y de convivencia.

Pero también, la propaganda electoral genera una considerable cantidad de residuos sólidos a los que, desafortunadamente, no siempre se les da un manejo adecuado y generan serias afectaciones a nuestro medio ambiente, como contaminación del aire, del agua y el suelo, lo que repercutirá indudablemente en nuestra salud y calidad de vida.

Se estima que en el proceso electoral del año 2000 en México, se generaron más de 50 mil toneladas de basura electoral.

Es decir, una cantidad de residuos sólidos equiparable al total de la basura generada durante cuatro días seguidos en el Distrito Federal. En este sentido, habrá que ver las estimaciones que se hagan respecto al volumen de los residuos generados durante la recién contienda.

Para tratar de contrarrestar los daños ambientales que genera la propaganda electoral, la legislación vigente y, en particular, el Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales (COFIPE), la Ley de Residuos Sólidos y el Reglamento de Anuncios del Distrito Federal, contemplan algunas obligaciones que deben ser acatadas por los partidos políticos y por los actores de las contiendas en general.

Desafortunadamente, sucede que muchas veces quienes realizan las campañas políticas desconocen las reglas del juego y, peor aún, tampoco hay un conocimiento adecuado por parte de quienes están encargados de aplicar la ley.

Así, por ejemplo, es necesario utilizar materiales biodegradables o reciclables en la elaboración de propaganda electoral; no obstruir la visibilidad de vialidades, nomenclatura de calles y señalamientos oficiales y, sobre todo, no afectar árboles, parques, jardines, áreas naturales protegidas, como tampoco bienes que constituyen el patrimonio urbanístico y arquitectónico del Distrito Federal.

La Procuraduría Ambiental y del Ordenamiento Territorial del Distrito Federal (PAOT) ha invitado a los institutos políticos y candidatos que contienden por los diversos cargos de elección popular de la ciudad, a mantenerse dentro de los límites establecidos por la normatividad correspondiente y a respetar no sólo los esquemas de convivencia ciudadana que ésta establece, sino a no agredir al entorno natural y urbano mediante la disposición desordenada y excesiva de propaganda electoral.

Sin embargo, el calor de las campañas ha superado cualquier voluntad y tampoco las autoridades competentes (las delegaciones políticas y el mismo Gobierno del Distrito Federal) han tenido la capacidad de mantener las cosas en los términos y márgenes que establece la ley.

Nuevamente, aquí se trata de la participación de cada uno de nosotros como ciudadanos y de nuestra responsabilidad para informarnos, denunciar y exigir que se cumpla con la ley. Y es que no muchos sabemos que, en caso de violación a las disposiciones legales en materia electoral, existen diversas medidas de seguridad y sanciones aplicables a quienes las violenten, como –por ejemplo- la suspensión o el retiro de anuncios; la amonestación con apercibimiento, multa de 10 a 1000 días de salario mínimo, revocación de la licencia o permiso y clausura, según el caso.

Por ello, y para moderar la desmedida colocación de propaganda electoral en la ciudad, es necesario que la sociedad vigile y denuncie ante las autoridades delegacionales –e incluso ante la PAOT- las violaciones a las reglas vigentes en la materia. Recordemos que la basura electoral puede generar impactos ambientales que afectan directamente a nuestra salud, pero –también- tiene un enorme potencial económico si se maneja adecuadamente y se recicla.

 

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